Estos postes estaban hechas a partir de un solo tronco de cedro rojo y por lo general se colocaban justo frente a los hogares de los clanes. Cada pieza era única y podía contener toda clase de figuras incluso de seres humanos aunque las más comunes eran las de animales como el oso, el lobo, el águila y el cuervo. Cada efigie era labrada con sumo cuidado y para decorarla se utilizaban pigmentos naturales.
Se desconoce la antigüedad de este tipo de arte debido a que, por ser realizado de un material perecedero como es la madera, tienden a degradarse. En cambio se sabe que su mayor apogeo ocurrió tras el contacto de estas tribus con los exploradores europeos.
Los tótems más antiguos fueron astillados y quemados tras la colonización por ser considerados manifestaciones demoníacas, contrarias a la doctrina cristiana y sólo unos pocos, ninguno anterior a 1800 se conservan actualmente en museos y colecciones privadas.
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Muy buena información.
ResponderEliminarMuy buena información .
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